L a empresa que desarrolló ChatGPT postula cuestiones existenciales con el uso de Inteligencia Artificial.
La inteligencia artificial (IA) ha avanzado a pasos agigantados en los últimos años, y ahora nos encontramos ante un nuevo horizonte: la superinteligencia.
La superinteligencia se refiere a sistemas de IA altamente avanzados y capaces que superarán la habilidad experta en prácticamente todos los campos en los próximos diez años. Estos sistemas podrían llegar a ser tan productivos como las corporaciones más grandes del mundo en la actualidad, lo que plantea tanto ventajas potenciales como desafíos significativos.
OpenAI, lanzó un comunicado donde se reconoce la necesidad de abordar la gobernanza de la superinteligencia de manera anticipada y responsable. Aunque la superinteligencia promete un futuro próspero y el potencial para resolver muchos de los problemas más urgentes de la humanidad, también presenta riesgos existenciales que deben ser gestionados adecuadamente.
Una de las ideas fundamentales para abordar este desafío es la coordinación entre los principales esfuerzos de desarrollo de la superinteligencia. Es crucial garantizar que este desarrollo se realice de manera segura y permita una integración armoniosa de estos sistemas con la sociedad. Esto podría lograrse a través de la colaboración de los principales gobiernos de todo el mundo, estableciendo un proyecto conjunto en el que múltiples esfuerzos actuales participen. Alternativamente, se podría acordar colectivamente limitar la tasa de crecimiento de la capacidad de la IA en la frontera a un ritmo anual establecido.
Además de la coordinación, es necesario establecer un marco regulatorio adecuado. En este sentido, se ha planteado la idea de crear una entidad similar a la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) para supervisar los esfuerzos de superinteligencia. Cualquier proyecto que supere un umbral de capacidad o recursos, como la capacidad computacional, debería estar sujeto a esta autoridad internacional. La agencia sería responsable de inspeccionar sistemas, exigir auditorías, garantizar el cumplimiento de normas de seguridad, imponer restricciones en términos de implementación y niveles de seguridad, entre otras funciones. El seguimiento del uso de la computación y la energía podría ser un factor clave en este proceso.
Es importante destacar que, si bien la regulación y la supervisión son esenciales para la gobernanza de la superinteligencia, no se debe aplicar el mismo nivel de regulación a los sistemas de IA actuales. OpenAI reconoce la importancia de permitir que las empresas y los proyectos de código abierto desarrollen modelos por debajo de un umbral significativo de capacidad sin imponer regulaciones onerosas. Los sistemas de IA actuales ya generan un valor considerable y, aunque presentan riesgos, sus niveles de riesgo están en consonancia con otras tecnologías de Internet. Por lo tanto, el enfoque regulatorio debe centrarse en los sistemas de superinteligencia que tienen un poder sin precedentes.
La participación pública en la gobernanza de los sistemas más poderosos de IA es esencial. OpenAI aboga por la idea de que las personas de todo el mundo tomen decisiones democráticas sobre los límites y las normas predeterminadas para los sistemas de IA. Sin embargo, aún no se ha desarrollado un mecanismo efectivo para lograr esto, y OpenAI planea experimentar con el desarrollo de un enfoque inclusivo. Dentro de estos amplios límites establecidos por la sociedad, los usuarios individuales deben tener un control significativo sobre el comportamiento de la IA que utilizan.
A pesar de los desafíos y los riesgos asociados con la superinteligencia, OpenAI considera que su desarrollo es fundamental. La IA tiene el potencial de mejorar nuestras sociedades en áreas como la educación, el trabajo creativo y la productividad personal. Resolver los problemas mundiales requerirá de un mayor apoyo y esta tecnología puede ser una herramienta invaluable en ese proceso. Además, detener la creación de la superinteligencia sería arriesgado e inintuitivo. El costo de construir estos sistemas disminuye cada año, y su creación es una parte inherente del camino tecnológico que estamos siguiendo. En lugar de detener su desarrollo, debemos garantizar que se construyan de manera segura y responsable.
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